Francisco Vañó.
El director general de la compañía Castillo de Canena, Francisco Vañó, ofrece su opinión sobre el "fundamental" papel que juega la Universidad de Jaén en el desarrollo de la provincia, a la vez que realiza una radiografía del sector oleícola jiennense. Ambas entidades convocan conjuntamente el Premio Castillo de Canena de Investigación Oleícola ‘Luis Vañó’, con el que se pretende fomentar y estimular el conocimiento científico y tecnológico en el ámbito de la investigación sobre olivar y aceites de oliva.
Pregunta: ¿Cómo surgió la idea de convocar este premio conjuntamente con la Universidad de Jaén?
Respuesta: Dentro de la compañía, teníamos claro que uno de nuestros valores corporativos más troncales es precisamente la responsabilidad social y nuestra vinculación al territorio. El premio nace como una forma de dar cauce a estos objetivos, y a la vez, ofrecerle un pequeño homenaje a nuestro padre, Luis Vañó, que desde chicos nos inculcó el amor al olivar, el orgullo de pertenecer a esta tierra, de formar parte de ella, y el mantener valores tales como la honestidad, el apego al trabajo, la constancia y la solidaridad. Nuestra estrecha relación con la Universidad de Jaén hizo que encontráramos un apoyo ideal para dar forma e instrumentar este I Premio.
P: ¿Qué papel cree que juega la Universidad de Jaén en el desarrollo de la provincia?
R: Fundamental. En esta sociedad del conocimiento, es absolutamente necesario apostar por una formación universitaria de calidad. Nos va en juego el futuro de la provincia y del sector del olivar. La Universidad debe ser la cantera donde se formen de manera rigurosa las futuras generaciones de profesionales, que nutran con su savia nueva el tejido empresarial e industrial de Jaén. Soy un convencido de que el diálogo Universidad-Empresa debe ser todo lo fluido que sea posible para que el conocimiento mutuo sea aún más profundo.
P: Con este premio, Castillo de Canena refuerza su apuesta por la investigación en el sector, cuando en España las partidas presupuestarias destinadas a la I+D+i se ven recortadas, ¿qué opinión le merece?
R: Hemos manifestado en repetidas ocasiones nuestro rechazo a estos recortes. Es necesario reducir, que duda cabe, los gastos corrientes y los superfluos, pero nunca los recursos destinados a la investigación, que es la mejor inversión que puede hacer un país desarrollado como el nuestro. Si hemos de sustituir nuestro modelo económico, que está, como bien es sabido, agotado, por otro más sofisticado, estable y sostenible, basado en la tecnología y en el conocimiento, no podemos por menos que seguir avanzando decididamente en el campo de la innovación y la investigación. Otra política distinta tendría resultados muy negativos para España y para Andalucía a medio y largo plazo e hipotecaria de manera irreversible el futuro de las próximas generaciones.
P: El Rector de la Universidad de Jaén, catedrático de Comercialización e Investigación de Mercados, ha repetido en diversos foros que el futuro del aceite de oliva no está en Europa, sino en la sartén, en referencia a las ayudas de la Unión Europea y a la apuesta que hay que hacer por la calidad. ¿Comparte su opinión?
R: Sí, desde luego. Quizá uno de los factores que en cierto modo nos han "aletargado" como sector han sido las subvenciones procedentes de la UE, que venimos recibiendo desde el año 1986. Es cierto que han elevado sustancialmente la renta de los agricultores, han ayudado a la convergencia y nos han procurado recursos financieros para mejorar notablemente las explotaciones agrícolas e industriales. Pero, por otra parte, nos han apartado del foco del mercado y han difuminado el objetivo último del sector, que es producir aceites de oliva de cada vez mayor calidad y con precios más atractivos para el productor.
P: Respecto al sector oleícola jienense en particular, y el español en general, ¿cuáles son en estos momentos sus puntos débiles y cuáles sus fortalezas?
R: Como he comentado antes, el sector oleícola en Jaén está, agrícola e industrialmente, muy avanzado. Contamos con una gran capacidad de producción, buena tecnología, maquinaria avanzada, etc., pero desgraciadamente, el sector está enormemente fragmentado y adolece de carencias estructurales graves, como son, por ejemplo, en muchos casos, la falta de profesionales con formación y experiencia y la pervivencia de estructuras de gestión caducas y obsoletas.
P: Sobre su empresa, ¿qué diferencia a Castillo de Canena respecto a otras compañías oleícolas?
R: No pretendemos dar lecciones a nadie. Somos humildes. Es cierto que, además de Castillo de Canena, existen algunas otras compañías en nuestra provincia que están haciendo las cosas francamente bien y que, entre todos, hemos colocado a Jaén a la cabeza mundial en la producción de los aceites de oliva de ‘Alta Gama’. De todas formas, si tuviera que destacar algunos de los valores que han hecho que destaquemos, han sido nuestra apuesta por la innovación en todos los campos: agrícola, industrial, medio ambiental, márketing, producto, etc., y por la excelencia profesional de nuestros equipos, formados por un capital humano enormemente ilusionado y estrechamente vinculado con los objetivos corporativos de nuestra empresa.
P: Su Majestad el Rey, en una reciente misión comercial a Rusia, aseguraba que de la crisis se sale exportando. ¿Castillo de Canena puede servir de ejemplo?
R: Uno de los factores que nos ayudarán de salir de esta crisis es la exportación y la internacionalización de nuestras empresas, pero no es el único. En nuestro caso, el plan de negocio que nos impusimos mi hermana Rosa y yo cuando iniciamos la aventura de Castillo de Canena Olive Juice, a principios del año 2003, contemplaba ya desde un inicio la importancia vital de los mercados internacionales como objetivo de nuestros principales esfuerzos comerciales y de márketing. En estos momentos, Castillo de Canena exporta a más de 40 países y el volumen de sus exportaciones representa un 80% de su facturación, que este año alcanzará los 1,3 millones de euros.
P: Hablando de crisis, dé un consejo para salir de ella.
R: No me atrevería a dar solamente uno, pero puestos a concentrarme en una receta, creo que los españoles debemos de seguir trabajando más y hacerlo esforzadamente con un espíritu de solidaridad y de reconstrucción nacional. Históricamente tenemos los ejemplos muy cercanos de Alemania y Japón, que tras la debacle de 1945 supieron sobreponerse a una situación económica catastrófica de la que salieron a base de tesón, coraje y un esfuerzo colectivo encomiable. Creo sinceramente que el trabajo, el esfuerzo, la honestidad y el espíritu de sacrificio deben ser los únicos méritos por los que nos juzguen y valoren socialmente. No debemos repetir errores del pasado.
Autor: Gabinete de Comunicación UJA (F.R.R.).