Miguel Ángel Chamocho, junto al alcalde de Andújar.
El profesor de Historia del Derecho de la Universidad de Jaén Miguel Ángel Chamocho Cantudo es desde el pasado 9 de enero miembro numerario de la Academia Andaluza de la Historia. En su discurso de ingreso, celebrado en su localidad natal, Andújar, se refirió al movimiento revolucionario que se gestó en 1835, que puso en jaque al Gobierno de la nación, para de alguna manera consolidar el Estado constitucional en España, la Junta Central Suprema de las Andalucías. - ¿Qué es la Academia Andaluza de la Historia y cuáles son sus fines?
- La Academia Andaluza de la Historia es un proyecto de creación de una corporación de derecho público por la Junta de Andalucía, promovido por la asociación Academia de la Historia y las Ciencias Heroicas “Ortiz de Zúñiga”, sociedad civil, de carácter cultural y sin ánimo de lucro, inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones del Ministerio del Interior, y que se formó por la fusión de la Asociación Andaluza de Heráldica y Genealogía “Argote de Molina”, fundada el 10 de diciembre de 1988, y el Centro de Estudios Históricos “Ortiz de Zúñiga”, fundado el 20 de septiembre de 1992.
La Academia Andaluza de la Historia pretende ser una institución de nuevo cuño, un nuevo agente dinamizador del conocimiento que apueste por la renovación y el avance en los múltiples campos de la historia, siendo plural, tanto en lo ideológico como en lo generacional (contando también con jóvenes historiadores con una sólida trayectoria investigadora) y, desde luego, en lo geográfico: con subsedes y representación de académicos y académicas en todas las provincias, con ubicación descentralizada de las secciones académicas, bajo un funcionamiento totalmente democrático y descentralizado.
- ¿Qué supone ser miembro de la misma?
- Que la Academia Andaluza de la Historia, en este nuevo proyecto ilusionante, se haya fijado en mí, de formación jurídica, pero vinculado profesionalmente a la historia del Derecho es toda una enorme satisfacción personal. Pensar que yo pueda aportar algo, como académico de número, de esta noble institución, y así representar a mi ciudad, Andújar, y a mi Universidad, la de Jaén, es un reto por ahora sólo al alcance de muy pocos. Pero como siempre intento asumir en todos estos retos, no es tanto lo que la institución me pueda aportar a mí, sino lo que yo pueda aportar a la institución, y esto es un reto sumamente emocionante.
- ¿Cuál va a ser tu contribución a la Academia?
- En primer lugar, intentaré participar todo lo que pueda en la vida activa de la misma, asistiendo a los eventos que la Academia organice, tanto en su sede central, el Ateneo de Sevilla, como en las distintas sedes descentralizadas en cada una de las provincias andaluzas. En segundo lugar, participar de los fines propios de la Academia, relativos a la investigación, enseñanza y difusión de la Historia de Andalucía, en mi caso, vinculada al ámbito jurídico e institucional, características metodológicas que son las que han vehiculado la mayor parte de mis aportaciones científicas. Y todo ello, marcado por la alta cualificación investigadora que se nos exige, como miembros de tan insigne Academia. En tercer lugar, y para vehicular algunas de estas aportaciones, estoy en fase de preparar un proyecto académico que permita espolear a la corporación municipal de Andújar para revitalizar la “Cátedra Blas Infante”, que nació en Andújar con ocasión del reconocimiento a Blas Infante como Padre de la Patria Andaluza, mediante acuerdo del Parlamento de Andalucía en 1983. La revitalización de esta Cátedra sería un estupendo foro de discusión académica y científica para que los miembros de la Academia Andaluza de la Historia, en reuniones anuales o bianuales, en función de nuestra capacidad presupuestaria, pudiéramos tener encuentros académicos y científicos en los que Andújar fuera un referente cultural para Andalucía.
- Centraste tu discurso de ingreso en la Junta Central Suprema de Andújar o de las Andalucías, ¿por qué?
- Frente a otras muchas temáticas, finalmente me decanté por la Junta Central Suprema de las Andalucías, que tuvo su sede en Andújar, porque colocó a esta ciudad, durante un período efímero de aquel mes de octubre de 1835, no sólo en el centro de la historia de Andalucía, sino también de la historia de España, con ocasión de haber generado un movimiento revolucionario de carácter democrático que había puesto en jaque el oscurantismo centralizador del Gobierno de la Regencia de María Cristina, dominado y controlado por políticos conservadores que volvían la espalda a las libertades conquistadas con la Constitución gaditana de 1812. Para algunos románticos de aquel acontecimiento, Andújar fue la sede del primer gobierno andaluz.
- ¿Cómo valoras el hecho de que tu acto de ingreso en la Academia se celebrara en tu localidad natal, Andújar?
- Se trata de un guiño al pueblo que me vio nacer, donde tengo mis raíces familiares, y al que llevo siempre en el corazón. Quise que Andújar tuviera un cierto protagonismo al recibir una sesión extraordinaria de la Academia Andaluza de la Historia, con ocasión de mi discurso de ingreso, y por esta misma razón, reflexioné sobre algunos de los aspectos históricos en los que Andújar hubiera desempeñado un papel relevante en la historia de Andalucía.
Autor: Gabinete de Comunicación UJA (F.R.R.).