Escudo de la Universidad de Jaén.

Carta abierta del Rector de la Universidad de Jaén, Juan Gómez Ortega, a la comunidad universitaria:

El momento en el que nos encontramos, dentro de la secuencia temporal de la evolución de esta desgraciada crisis del SARS-CoV-2, y las circunstancias acontecidas en los últimos días, hacen obligado, y también oportuno, que, como Rector de nuestra Universidad, os traslade este escrito en el que quiero compartir con vosotros algunas reflexiones sobre la situación actual en nuestra Universidad, y también dejar clara mi determinación absoluta de una firme defensa de la Universidad de Jaén como institución, y de todos y cada uno de sus colectivos: PDI, PAS y estudiantes. Con ello pretendo, os lo adelanto, ayudar modestamente a generar el mayor grado posible de cohesión de toda la comunidad universitaria, que considero esencial para poder afrontar con éxito los retos inminentes a los que, entre todos, debemos dar la mejor respuesta posible.

Estamos viviendo y compartiendo momentos muy difíciles, como Universidad y como sociedad. A medida que pasa el tiempo, el cansancio y, como consecuencia de ello, la tensión a la que todos estamos sometidos, aumentan. En una primera fase, el enorme impacto que nos produjo la transformación, en un solo instante de tiempo, de nuestras vidas y de nuestros hábitos cotidianos, hizo que las medidas globales que se adoptaron por parte de los órganos de gobierno que teníamos la responsabilidad de hacerlo, y que afectaron a nuestra actividad universitaria, no fueran, en general, cuestionadas. Estas medidas, además, afectaron a todos casi por igual.

Ahora, hemos entrado en una segunda etapa, en la que las decisiones que debemos ir tomando tienen un carácter menos global y más particular, y afectan de manera diferente a los distintos colectivos e incluso a cada persona de manera individual y, por tanto, las opiniones y posiciones sobre cuáles son las mejores formas de abordar los numerosos y difíciles retos a los que todos nos enfrentamos difieren. A toda nuestra comunidad universitaria esta situación le genera una gran incertidumbre, que en el caso del colectivo de estudiantes se transforma en una gran preocupación por su desempeño académico y, en definitiva, por su futuro.

En este sentido, es importante tener en cuenta una visión holística de la situación. Son muchas las variables y, sobre todo, las restricciones y condiciones de carácter global que determinan qué y cómo podemos y debemos abordar esta situación extraordinaria. Y todas ellas deben ser, primero, conocidas, y, segundo, tenidas en cuenta. Una aproximación global es la única opción.

Creo que todavía nos espera, al menos, una tercera fase, que será la más exigente de todas, y en la que entraremos de lleno cuando se inicie el periodo de evaluación de este segundo cuatrimestre del curso. Sin duda, creo que es el mayor desafío al que nos hemos enfrentado en el sistema universitario español en los últimos tiempos, y nadie cuestiona ya la dificultad que entraña. Por eso, debemos estar preparados para seguir dando todo lo mejor de cada uno de nosotros, como hasta ahora habéis estado haciendo.

Hace ahora cinco años, se creó la Comisión de seguimiento académico, con el único propósito de escuchar a los estudiantes e identificar y resolver aquellos problemas que se producen en el desempeño de la actividad docente y que tienen dificultad para resolverse por las vías convencionales establecidas, problemas por otro lado inherentes a una institución tan compleja como es una Universidad. Son ya veinticinco sesiones las que se han celebrado hasta ahora de este órgano, en el que está representado el estudiantado de todos los centros de la Universidad, el Consejo de estudiantes y del que también forman parte todos los decanatos y direcciones de los centros así como varios vicerrectorados.

El funcionamiento y los resultados de esta comisión han sido, cuando menos, razonables. Está claro que siempre se puede mejorar. Todos lo podemos hacer mejor en un futuro. Todos: profesorado y estudiantes. Estoy seguro, y me comprometo a ello, de que debemos realizar una revisión de los mecanismos y procedimientos de esta comisión para mejorarla. En realidad, es probable que tengamos que reflexionar sobre otros muchos aspectos relacionados con la actividad docente de cara a un más que probable nuevo escenario a medio y largo plazo.

En la última sesión de esta comisión, celebrada el pasado jueves 16 de abril, se produjeron algunas circunstancias que han generado un desencuentro entre las partes. Después de recabar, como es mi obligación, información sobre lo acontecido en dicha reunión, os traslado a todos, y muy especialmente al estudiantado, que me consta que en ningún caso existió la intención de comparación alguna, ni tampoco de emitir ningún juicio que pudiera considerarse ofensivo para este colectivo. Fue la elección de un desafortunado ejemplo, para expresar una opinión sobre un método de evaluación, la que entiendo que ha sido seguramente interpretada de otra manera y la que generó el malestar de los representantes del colectivo de estudiantes. No obstante, todos lamentamos profundamente que alguien haya podido sentirse ofendido por esta situación.

A raíz de esta interpretación, en estos últimos dos días hemos asistido, en mi caso con enorme tristeza, a una circunstancia muy desagradable, como es la expansión de una campaña, creo que puedo calificarla así, de intento de desprestigio de la Universidad de Jaén en las redes sociales. Esta circunstancia, además, coincide en el tiempo con similares hechos que afectan a otras universidades andaluzas y españolas. Me consta igualmente que esta campaña no ha sido ni promovida ni alentada por el Consejo de estudiantes.

No voy a hacer ningún juicio de intención, no tengo conocimiento para ello, sobre la forma en que este tipo de movimientos sociales se producen. Sí diré que son cada vez más habituales. Por supuesto, es incuestionable el derecho de cada cual a expresar libremente su opinión, pero entiendo que aquel debe ejercerse de manera responsable y no es ese el caso cuando esas opiniones se expresan públicamente de manera ofensiva, en esta ocasión contra nuestra institución universitaria, y amparadas, en algunos momentos, en el anonimato.

Sé que a todos los miembros de nuestra comunidad universitaria estos hechos nos han resultado especialmente dolorosos. Y resalto de nuevo, a todos: profesorado, personal de administración y servicios y estudiantes. Estoy absolutamente convencido de que la inmensa mayoría de los integrantes de la comunidad universitaria, y también todos aquellos que de una u otra forma han tenido alguna vinculación con nuestra Universidad a lo largo de sus años de historia, se sienten orgullosos de pertenecer a esta Generación UJA, que ha sido tan importante para el desarrollo de la sociedad giennense.

Otro de los aspectos que ha sido objeto de desencuentro en la mencionada comisión, y quiero añadir que no es una cuestión que se haya planteado de manera exclusiva en la Universidad de Jaén, sino también en todo el sistema universitario español, es la de la necesidad de consultar frente a la de consensuar con el estudiantado a la hora de definir las modificaciones metodológicas y de los sistemas de evaluación que se van a tener que aplicar ante esta situación de imposibilidad de llevar a cabo la actividad docente de la manera convencional y habitual. Quiero aclarar, y os pido disculpas si entendéis que abuso de la deformación profesional como docente, que, si bien en un contexto informal ambos conceptos pudieran utilizarse de manera equivalente, en el ámbito de la toma de decisiones, que es el que ahora es de aplicación, no tienen en absoluto el mismo significado. El consenso supone la obligatoriedad de aceptación de ambas partes para llegar a un acuerdo, mientras que la consulta no exige ese requerimiento, sino la consideración en la toma de la decisión de la opinión del estudiantado. Estoy convencido de que el colectivo de estudiantes entiende perfectamente que la competencia y la responsabilidad de, cito textualmente del artículo 14.a) de los Estatutos de la Universidad de Jaén, “organizar, desarrollar y coordinar la docencia” es función de los departamentos. Y también estoy igualmente convencido de que el profesorado entiende la necesidad de ser empático con el estudiantado en esta situación tan exigente para todos y que seguirá esta directriz de consulta con el estudiantado.

Quiero ahora poner de manifiesto la crucial importancia que van a tener las dos próximas semanas para el desarrollo futuro de lo que queda de este curso académico 2019/2020 y, de manera indirecta, también para el inicio del curso próximo. Como ya os anuncié en un comunicado reciente, el próximo lunes, 20 de abril, celebraremos un Consejo de Gobierno extraordinario para aprobar, en su caso, el documento que servirá como guía para la adaptación de la docencia y la evaluación de todas nuestras asignaturas a esta situación originada por el SARS-CoV-2. A partir de este documento, que incluye un modelo de la adenda que debe ser completada para cada asignatura, en la que se reflejen sus modificaciones metodológicas y de sus sistemas de evaluación, debemos seguir el calendario previsto (y ya también anunciado) hasta la aprobación, en Consejo de gobierno del día 30 de abril, de todas estas adendas. Quiero resaltar sobremanera la trascendencia de aprobar todos estos documentos, que emanan del acuerdo marco andaluz de 11 de abril, en la medida en que su adopción es una exigencia de la DEVA (Dirección de Evaluación y Acreditación de la Agencia Andaluza del Conocimiento), que, como ya os expliqué, es quien determinará en las futuras evaluaciones el mantenimiento de la validez oficial de nuestros títulos.

Finalmente, quiero anunciaros que tenemos previsto, para comienzos de la próxima semana, realizar una convocatoria para dotar de medios tecnológicos al colectivo de estudiantes que lo necesite, de manera que tratemos de paliar todo lo posible la denominada brecha digital, la dificultad de acceso a recursos informáticos y de comunicación para una parte del estudiantado. Todas las universidades llevamos varias semanas trabajando para buscar una solución, compleja en cualquier caso, a este problema, crítico para un número significativo de estudiantes, de manera que se pueda asegurar la equidad en el acceso a los sistemas de docencia y evaluación no presenciales.

Con la confianza de que esta carta abierta ayude a que todos los miembros de nuestra comunidad universitaria concentremos nuestros esfuerzos en alcanzar el objetivo común y prioritario de que este curso 2019/2020 finalice con el menor perjuicio para todos y, en especial, para el estudiantado, recibe un afectuoso saludo.

Autor
Juan Gómez Ortega, Rector de la Universidad de Jaén
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