Las investigadoras Beatriz Montes Berges y María Aranda López, en una grabación de 'UJA Investiga', de Radio Jaén Ser.

Instituciones públicas y privadas colaborarán de manera conjunta contra la violencia de género, dentro del proyecto europeo ‘Net-Care’, financiado por la Unión Europea (UE), en el que participan la Universidad de Jaén (UJA) y otros organismos españoles, griegos e italianos

Este proyecto ‘Net-Care’ tiene como objetivo primordial optimizar recursos y actuaciones profesionales dirigidas a la intervención con mujeres, menores inmigrantes y personas refugiadas y solicitantes de asilo, víctimas de violencia de género.

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el pasado año 2019 llegaron por el mar Mediterráneo a la Unión Europea más de 120.000 personas, de las cuales el 16,2% eran mujeres (19.440) y el 25,1% niños (30.120), que además de los problemas propios de la inmigración, sufren otros propios de su condición como mujeres o menores: discriminación y violencia de género en cualquiera de sus formas (violencia de pareja, trata de personas, abuso sexual, entre otros muchos). Sin embargo, el Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE) señala que los "datos enmascaran la verdadera escala de violencia de género en Europa", ya que la mayoría de los actos violentos no son denunciados por mujeres y niños.

Las razones por las cuales las mujeres y los niños no denuncian estos casos han sido analizadas en el Proyecto Net-Care, financiado por la Unión Europea, en el que participan tres países: Grecia, España e Italia. En España, el Proyecto está liderado por las investigadoras de Psicología Social de la Universidad de Jaén Beatriz Montes Berges y María Aranda López, y por la Asociación por el Empleo y la Integración Social (ASEIS), cuya presidenta es Aránzazu Díaz.

La UJA y ASEIS han llevado a cabo durante los pasados meses de diciembre a febrero, reuniones con instituciones para obtener valiosa información, que sirva de punto de partida, detectando las necesidades para una atención e intervención eficaz con estos colectivos.

Montes Berges señala que en estas reuniones han escuchado en distintos grupos a 17 entidades públicas (Policía Nacional, Unidad de Igualdad de la Subdelegación del Gobierno, Patronato de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Jaén, el Instituto de la Mujer o el Servicio de Empleo de la Junta de Andalucía, entre otros), 18 entidades privadas (Cruz Roja, Cáritas o Jaén Acoge, entre otras) y 30 representantes de comunidades (mujeres inmigrantes víctimas de violencia de género, menores extranjeras no acompañadas y refugiados con asilo).

En Jaén, todas las personas de instituciones públicas y privadas participantes en estas reuniones han declarado que existe contacto y colaboración entre ambos tipos de instituciones, aunque echan de menos una mayor coordinación más formal y estructurada. Según la investigadora principal de la UJA, Beatriz Montes, “todas las personas que provenían de las instituciones afirmaban que el contacto que tenían interinstitucional dependía de contactos personales y la voluntad de las personas, sin tener un marco formal que lo recogiera y facilitara. No existe un protocolo formal de gestión interinstitucional ni hay una base de datos para compartir archivos de usuario (entre la administración pública y privada) o recursos de las instituciones”. Cubrir, entre otras, esta laguna será uno de los objetivos del proyecto Net-Care.

La profesora Montes Berges explica que todas las instituciones, incluidas algunas como el Juzgado de Violencia de Género, ponen de relieve la necesidad de la figura de los mediadores culturales, “a pesar de que su función no está lo suficientemente integrada a nivel institucional”. Otros vacíos mencionados en relación a la mediación cultural son que, con frecuencia, el uso de la mediación cultural se limita a la traducción y no siempre es realizada por una persona específicamente capacitada; y tampoco hay suficientes mediadores culturales para cubrir todas las necesidades, ni mujeres mediadoras culturales, que en algunas situaciones se hacen imprescindibles. “Todo esto enfatiza la necesidad de que exista una formación de mediadores culturales de la que se encargará este proyecto”, adelanta la investigadora María Aranda.

Son muchos los problemas que surgen por la ausencia de personas mediadoras culturales debidamente formados. “Las mujeres refugiadas y migrantes tienen miedo de hablar, porque no saben su idioma o, incluso cuando lo hacen, no traducen lo que dicen cómo deberían. Además, debido a que la mayoría de los mediadores e intérpretes culturales son hombres, las mujeres no se sienten cómodas al compartir sus historias sobre violencia sexual con ellos”, explica Beatriz Montes. Además –añade- las autoridades y las ONG “deberían integrarlos en sus estructuras y considerarlos como miembros de equipo "reales".

Formación de personas mediadoras culturales

Para esta formación a personas mediadoras culturales, la responsable del proyecto de la UJA explica que se incluirán, tanto conocimientos, como habilidades para manejar situaciones complejas (por ejemplo, menores, tráfico sexual, violencia sexual por motivos de género (VSG), se ofertarán dos cursos que acreditarán la capacitación como persona mediadora cultural; uno de ellos será online, en inglés, a través de la plataforma del proyecto, y el otro, se pretende que sea presencial o semipresencial, si la situación con el Covid-19 lo permite. Para obtener más información, se puede buscar Proyecto Net-Care en las redes sociales (Instagram, Linkedin, Facebook, y Página web).

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Fuente: Proyecto Net-Care