La Universidad de Jaén ha cerrado la VIII Semana de la Ciencia con una conferencia sobre el Péndulo de Foucault y otros aspectos de la vida cotidiana relacionados con la Física a cargo de Miguel Cabrerizo, catedrático de la Universidad de Granada y primer Premio Europeo de Física en 2002. A ella han asistido un centenar de escolares de los institutos Pedro Poveda y Jabalcuz de Jaén, que han intervenido en las demostraciones científicas realizadas. El objetivo de esta charla práctica, en la que se han realizado en torno a 30 experimentos con agua, mecánica y electromagnetismo, ha sido el de levantar vocaciones por la ciencia entre los más jóvenes.

Un péndulo de Foucault es un péndulo esférico largo que puede oscilar libremente en cualquier plano vertical y capaz de oscilar durante horas. Se utiliza para demostrar la rotación de la Tierra y la fuerza de Coriolis, aceleración relativa que sufre un objeto. Se llama así en honor de su inventor, León Foucault. Miguel Cabrerizo, se ha encargado de explicar el funcionamiento de dicho péndulo y ha tratado diferentes aspectos de la Física y su relación con la vida cotidiana.

“El objetivo de mi exposición es levantar vocaciones por la ciencia entre los más jóvenes, éste también es el objetivo de la Semana de la Ciencia”, ha comentado el profesor de física de la UGR. A lo largo de la charla ha realizado en torno a 30 experimentos que ha dividido en diversas mesas. En la primera ha hecho experimentos con agua, en la segunda con ondas y mecánica en la que se ha detenido a explicar el funcionamiento del Péndulo de Foucault, y por último en la tercera ha realizado experimentos de electormagnetismo.

Año tras año este investigador granadino ha coleccionado experimentos que juzgaba útiles para ilustrar empíricamente sus cursos de Física General, Mecánica o Termología. Este afán ha sido el germen de la llamada Física Recreativa, una asignatura, libro, colección de experimentos, página web, carteles, etc., que reúne un variado catálogo de sorpresivos experimentos ubicados en el ámbito que va desde el hecho físico puro a la experiencia cotidiana.

El conferenciante ha pretendido que las experiencias programadas sean sugestivas y sugerentes, para captar con prontitud la atención del estudiante. Pero es obligado también que sean asequibles tanto didáctica como económicamente, es decir atractivas y baratas. En suma, han de pretender educar y atraer con sus ingredientes paradójicos y lúdicos. “Sin duda, el valor educativo sería evidente si los estudiantes cayeran en la tentación de proponerlas en familia y obtuvieran éxito, contribuyendo a la reeducación generacional”, comenta el profesor Cabrerizo. Los experimentos han sido realizados con objetos que normalmente existen al alcance de todos, tales como lentejas, velas, agua, jarras, arena, gaseosa o chocolate, entre otras muchas cosas.

Fuente: Andalucía Investiga

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