El investigador de la UJA Javier Contreras, en su despacho.

El investigador del Departamento de Didáctica de las Ciencias de la Universidad de Jaén, Javier Contreras Becerra, resalta el papel de la sociedad civil como agente promotor del éxito de la consecución del proceso autonómico de Andalucía, que derivó en la aprobación de su primer Estatuto de Autonomía en 1981 y en la elección de su primer parlamento autonómico en 1982.

Javier Contreras analiza cómo se consiguió la autonomía en la comunidad andaluza y qué papel protagonizó la sociedad durante esa etapa y sus antecedentes en el libro ‘Cuando Andalucía despertó. El movimiento andalucista durante el proceso de cambio político (1976-1982)’. “Esta publicación expone los problemas que sufría Andalucía en los años 70 como el paro, la emigración, el analfabetismo o la dependencia económica”, señala Javier Contreras. “Esa problemática estructural se convirtió en una conciencia de desigualdad que caló en la sociedad andaluza y tuvo como principal consecuencia el éxito de convocatoria de las manifestaciones pro autonomía de 1977 y 1979”.

El investigador de la UJA señala a lo largo de su obra diferentes factores socioculturales que se unieron en el tiempo para posibilitar esa respuesta popular masiva que sirvió de caldo de cultivo para contribuir a la llegada de la autonomía a Andalucía. “En esa época, surgen distintas iniciativas desde el mundo académico y periodístico que empiezan a poner nombre a los problemas de Andalucía. De la misma manera, a través de la música y del arte, una gran generación de cantautores y caricaturistas denuncian la situación de subdesarrollo de Andalucía a través de sus letras y dibujos”, explica.

“Ese contexto se une a la contribución del asociacionismo. Se promueven asociaciones culturales y vecinales, que empiezan a reivindicar la identidad propia de la cultura popular andaluza, y a la vez, normalizan el uso de los símbolos andaluces como la bandera verdiblanca. A ello, también contribuye el cristianismo de base dentro de la Iglesia Católica y colectivos como Solidaridad Andaluza, que desde su posición buscan concienciar a la gente sobre el origen de los problemas de Andalucía y la propuesta de la autonomía o del autogobierno como solución a esos problemas. En ese proceso de concienciación también influye la emigración andaluza, notoria en ese momento y abierta a otras realidades e ideas políticas”, argumenta. “Todos esos elementos juegan un papel esencial en el éxito de la consecución de la autonomía, que viene promovida a nivel político por el fracaso del proyecto de mancomunidad regional y la aparición de los primeros partidos regionalistas y nacionalistas como el Partido Socialista de Andalucía, el Movimiento Socialista Andaluz o el Frente Andaluz de Liberación, entre otros”.

Javier Contreras conecta el contexto social con la participación de los principales partidos políticos en la Junta preautonómica, antecedente de la Junta de Andalucía. A partir de ahí, hace un recorrido por los principales hitos posteriores como la campaña del referéndum del 28 de febrero, el bloqueo tras los resultados acaecidos en Almería, la aprobación del Estatuto y las elecciones autonómicas de 1982. “En esta época, la sociedad andaluza se distinguió por creer firmemente en el autogobierno y en el traspaso de competencias como solución a sus problemas. De esta manera, intentó equipararse a comunidades como Cataluña y País Vasco y durante unos meses Andalucía fue tratada como un problema nacional por el bloqueo de su situación autonómica, similar a la actual cuestión catalana” indica.

Expectativas cubiertas parcialmente; problemas comunes sin resolver

Transcurridos 40 años de ese periodo, Javier Contreras opina que “la autonomía andaluza ha cubierto parcialmente sus expectativas previas. Se ha avanzado mucho en la dotación de servicios públicos en las ocho provincias y acciones como la puesta en marcha de la educación para adultos redujo ostensiblemente las tasas de analfabetismo”. Sin embargo, cree que “la población andaluza tiene que despertar de nuevo porque hay problemas que siguen sin resolverse”. “La radiografía comparativa de los años 70 y 80 y la actualidad nos muestra que el desempleo y la falta de infraestructuras son elementos comunes. Además, otro problema como la emigración sigue ahí, aunque con otro sentido: si antes eran principalmente las clases populares las que emigraban, ahora lo hacen tanto las clases populares como las clases medias y, en buena medida, los andaluces y andaluzas más preparados, lo que está provocando una descapitalización del talento”.

Su libro es el resultado de la consulta de documentación procedente de archivos públicos y privados, prensa de la época, entrevistas orales y bibliografía. Ha sido publicado recientemente por la editorial Almuzara, que recoge el trabajo que recibió el Premio Memorial Blas Infante 2018, otorgado por la Fundación Blas Infante.

Autor
Gabinete de Comunicación de la UJA.
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