Beatriz Montes Berges, en un momento de la entrevista.

El proyecto ‘Prevención y detección precoz de la violencia de género en el alumnado universitario’, dirigido por Beatriz Montes Berges, docente e investigadora de la Universidad de Jaén, fue centro de atención la pasada semana en el espacio ‘Campus: Panel de Expert@s’ que dirige Julio Ángel Olivares Merino. La docente indicó que este proyecto forma parte de una convocatoria dentro del ‘Pacto de Estado’ correspondiente a 2019 y al que podían optar las universidades andaluzas.

En el equipo de investigadores que trabajan en este proyecto han participado desde psicólogas sociales como la entrevistada y la docente de la Universidad de Jaén María Aranda López, hasta profesoras de Trabajo Social, como Virginia Fuentes y Marta García Domingo, además de alumnado del Doctorado de Psicología, como Miguel Mora, quien, como comentó Montes Berges, “es una persona que lleva más de veinte años trabajando en instituciones penitenciarias y que, además de psicólogo y trabajador social, es educador dentro de la prisión con agresores de violencia de género”. También participa en el proyecto Mª Agustina Vázquez, terapeuta que trabaja en el Instituto de la Mujer llevando la intervención grupal e individual de mujeres que se encuentran en tratamiento. La experta invitada a los micrófonos de UniRadio Jaén mencionó, de igual modo, a Anaís Parejo Montes, psicóloga sanitaria y terapeuta especialista en violencia de género en el Gabinete de Psicología de la Universidad de Jaén, además de la especialista Mª del Carmen Marín en Ciberacoso, un tema candente en la actualidad.

“El perfil de las personas es importante porque aportan cosas diferentes a la hora de hacer un programa”, señaló Montes Berges. En sí, la investigadora tenía la idea de detectar cuántos casos había que tratar en este programa de prevención: “hacemos el programa no solamente para que las chicas no caigan, sino para que los chicos se den cuanta de qué es lo que están haciendo, si están ejerciendo esas conductas no aconsejables”, añadió. De hecho, se refirió a los objetivos y destacó la idea de difundir los resultados entre la comunidad universitaria para que “la gente conozca qué es lo que pasa y tome conciencia del problema”.

A lo largo de la entrevista, la directora del proyecto explicó situaciones en las que una persona puede ser agente activo de acoso sin ser consciente de ello, conductas tales como “insistir excesivamente en averiguar dónde está la otra persona en cada momento, buscar información de la pareja sin preguntarle directamente” y especificó que un comportamiento así “no es sano sino tóxico”. En patrones como el familiar o el social, ese ‘grupo de iguales’ pueden influir en ciertos comportamientos, al igual que situaciones en las que se opta por el silencio o se alienta a la persona a que las realice en lugar de detenerla. Al referirse a la modificación explícita del lenguaje machista en la calle, algo que cambió a finales de los 90 con el asesinato de Ana Orantes, Montes Berges habló de las aún existentes situaciones implícitas, al igual que los chistes o micromachismos. En este sentido, la invitada razonó que “tenemos que tener en cuenta que la violencia de género no es más que la expresión radical abrupta y peor de lo que es ese símbolo: la conducta machista”.

La investigadora continuó con las diferentes escalas que pueden darse en este fenómeno, tales como ‘los mitos del amor romántico’, que se pueden identificar, por ejemplo, en canciones en las que se muestra la dependencia de una persona hacia otra. También aportó la diferenciación en el rol de pareja, un factor de protección que parte de dos ideas distintas como la autonomía y su contrario, el hecho de confundir los gustos propios con los de la pareja, además la propia consecuencia de dejar de ser uno mismo. Montes Berges siguió con el ‘sexismo ambivalente’, el cual aporta dos escalas: el sexismo hostil y el benévolo, este último ejemplificado por la investigadora a partir de la frase “yo pienso bien de las mujeres, pero tenéis que admitir que sois el género débil”.

Por lo que respecta a la escala de detección precoz, Montes aludió a la violencia durante el noviazgo, los celos ‘románticos’ y la comunicación dentro de la pareja. La experta subrayó que “uno no pertenece nada más que a sí mismo; la posesión no es buena” y destacó que “la idealización supone dejar de ver a la persona como alguien que puede tener sus propios fallos” y que “lo ideal sería llegar a un amor incondicional a la otra persona donde tú seas capaz de aceptar su historia previa”. Es más, añadió, “cuando consideras que no es tu mejor momento, no empieces una relación, aunque venga a ti, porque no va a ser una pareja sana, va a ser una pareja que tú vas a buscar tapando agujeritos tuyos, va a ser una pareja para que tú no seas feliz y es algo que no llegará a buen puerto”.

Tras referirse a estos ítems y cerca de concluir, Berges aportó para la prevención y la enseñanza a la población, la idea de partir de los datos. Estos muestran que las conductas violentas físicas y de control son más abundantes en hombres que en mujeres, mientras que las de vigilancia se dan más en mujeres que en hombres. Sin embargo, en casos de ciberacoso no hay diferencia de un sexo a otro. Por otra parte, en la violencia psicoemocional Montes mostró dos variables: por una parte, la dominación, que consiste en amenazar a la persona con dejarla o comentando que otra pareja sería mejor, y, por otra, la denigración, que consiste en quitarle valor a la pareja, criticando su físico o insultándole delante de más gente. La respuesta de prevención ante situaciones de esta naturaleza es, por ejemplo, acompañar a la chica que se siente bajo esta presión, invitar al chico a que reflexione sin esperar cambios inmediatos, permitir que el responsable exprese su hostilidad con la intención de remediarla, etcétera.

En resumen, detectar estos casos o realidades tiene como fin solucionar su incidencia, ya que, si se sigue en esta línea, esta tara social “no acabará nunca”. Y a pesar de que es cierto que acciones explícitas como proclamar que un problema se puede arreglar agrediendo a una mujer ya no gozan de predicamento, quedan aún situaciones silenciosas como el ciberacoso, algo que crece más y más cada día y que no debe normalizarse. Montes Berges fue taxativa al respecto, enfatizando que si alguien se percata de este tipo de incidencias, lo último que debe hacer es callarse o mirar hacia otro lado.

La entrevista puede escucharse en el siguiente enlace:

https://www.ivoox.com/065-panel-expertos-audios-mp3_rf_66479930_1.html

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Fuente: UniRadio Jaén