Obra 'Campesino'

La Fundación Cesáreo Rodríguez-Aguilera de la Universidad de Jaén, el Museo Abelló de Mollet del Vallés y el Museo de Valls han organizado una exposición retrospectiva sobre el artista Joan Brotat.

 La exposición está centrada en los primeros veinte años de práctica artística del pintor, lo más fructíferos de su larga trayectoria. La lucha por la inocencia, 1946-1966 es el título de esta muestra que puede visitarse en el Palau Moja de Barcelona hasta el 28 de octubre, exposición en la que la Universidad de Jaén ha asumido un papel relevante, no sólo colaborando en su organización sino también cediendo para la misma la obra Campesino (Joan Brotat, 1955), óleo sobre lienzo donado a la Fundación Cesáreo Rodríguez-Aguilera de la Universidad de Jaén.

El director del Secretariado de Fundaciones Culturales del Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la UJA, José Ángel Marín, asistió al acto de inauguración de esta exposición de carácter itinerante, que podrá verse en Jaén en el mes de abril tras haberse expuesto además en el Museo de Valls y en el Museo Abelló de Mollet del Vallés.

Las tres instituciones están vinculadas al pintor en diversos grados, al conservar piezas del artista en sus colecciones: en la Universidad de Jaén gracias a la donación de Cesáreo Rodríguez-Aguilera, uno de los críticos que más trabajó para difundir la obra del pintor; en Mollet del Vallès, por el interés que Brotat suscitó en el pintor Joan Abelló; y en Valls, por la apuesta del museo por los pintores de posguerra.


La exposición, comisionada por el crítico de arte Alex Mitrani, pretende recuperar la obra de este pintor demasiado olvidado para volverlo a hacer visible, al tiempo que desea reivindicarlo como uno de los artistas más singulares de la segunda mitad de siglo XX en España.

Injustamente olvidado, Joan Brotat (Barcelona, 1923-1990) fue uno de los artistas más originales y celebrados de la reanudación de la modernidad en los años de la posguerra en Cataluña. Introvertido y meticuloso, creó una obra plena de intensidad y emoción, heredada del sentimiento trascendente del románico y de los valores humildes del trabajo artesanal. Con el apoyo de personalidades como Josep María de Sucre, Eugenio D’Ors o Cesáreo Rodríguez-Aguilera, durante la década de los años cincuenta elaboró una poética muy singular, con un sentido de vanguardia y de intimidad. En unas condiciones nada favorables, Brotat demostró un atrevimiento creativo y una determinación que adquieren en la actualidad un carácter casi heroico.

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