Investigadores de la Universidad de Jaén realizan actualmente un proyecto de investigación sobre la falla de Alhama de Murcia, que ha provocado los terremotos, cuyo epicentro se ha localizado a siete kilómetros al este de la localidad murciana de Lorca.

En la Universidad de Jaén, el grupo de investigación de “Procesos y Recursos Geológicos” del Departamento de Geología realiza actualmente investigaciones sobre estas zonas de fallas en el marco de dos proyectos de investigación: “Asociaciones y fábricas de minerales de la arcilla desarrolladas en rocas de falla: implicaciones en la estructura de la permeabilidad, flujo de fluidos y comportamiento mecánico de zonas de falla”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y dirigido por el profesor de Geología Juan Jiménez Millán, y “Procesos mineralógicos, geoquímicos e hidrodinámicos implicados en la deformación de las fallas”, financiado por el plan propio de la Universidad de Jaén y dirigido por la profesora Isabel Abad.

Juan Jiménez señala que los terremotos que han ocurrido el miércoles “están relacionados con la actividad de la falla de Alhama de Murcia”. Esta fractura pertenece a un gran sistema de fallas de salto en dirección activas con orientación Noreste-Suroeste, que se extiende desde Almería hasta Alicante conocido como la zona de cizalla de Trans-Alborán.

Este conjunto está compuesto por los sistemas de fallas de Carboneras, Palomares y Alhama de Murcia, cuyo sistema de movimiento global es similar al que desarrolla la falla de San Andrés en California, aunque de magnitud mucho menor, produciendo que el segmento Sur Este de la Península Ibérica se desplace progresivamente hacia el Noreste.

Los registros históricos de sismicidad desde el año 1500 AD (antes de Cristo) indican una actividad pequeña a moderada. Cada sistema presenta una extensión de unos 20 a 40 km de longitud y más de 1 kilómetro de ancho, y está compuesto por un conjunto anastomosado de fallas o zonas de falla subverticales que rodean lentes de rocas menos intensamente deformadas.

La longitud y continuidad de este sistema de fallas es la mayor de la Cordillera Bética y, por tanto, hace que sea el sistema más propicio para generar terremotos de gran magnitud. Juan Jiménez explica que la sismicidad se caracteriza fundamentalmente por eventos de magnitud moderada-baja. Sin embargo, en esta región han tenido lugar terremotos de gran capacidad destructiva, tales como los ocurridos en Vera (1518, magnitud IX), Almería (1522, magnitud IX) o Torrevieja (1829, magnitud X), “que confirman que en las costas del sur de España y del norte de África el riesgo de terremotos es alto. El elevado efecto destructivo que han tenido los terremotos de hoy se deben al hecho de que el hipocentro (profundidad a la que se sitúa el terremoto) se encuentra a menos de 1 kilómetro, según indican los primeros datos sísmicos”.

Por ello, a pesar de tener sólo una intensidad de 5,2, “la superficialidad del movimiento sísmico ha incrementado el nivel de destrucción. Una situación similar ocurrió en el reciente de terremoto de Haití, si bien este tuvo una mayor intensidad”, subrayó.

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