Rama de olivo, en primer plano, en un olivar de Jaén.

El Grupo de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Jaén ha desarrollado una técnica para obtener compuestos con interés farmacológico del hojín, la mezcla de hojas y ramas finas que se considera un residuo de la almazara. En concreto, los expertos obtienen oleuropeína, un antioxidante con beneficios cardiovasculares, que da su sabor amargo a la aceituna.

Hasta ahora, la mayoría de estudios previos se centró en la obtención de compuestos antioxidantes a partir de hoja de olivo recolectada en el campo. No obstante, los expertos se centran en esta materia biológica que desechan las almazaras. “Se ha desarrollado un método rápido de extracción de antioxidantes a partir de un subproducto, hasta ahora poco estudiado, y que será aprovechado más eficientemente”, afirma la investigadora María del Mar Contreras, autora del estudio ‘Valorization of olive mill leaves through ultrasound-assisted extraction’, publicado en la revista Food Chemistry.

El proceso se desarrolló mediante la extracción de esa materia sólida de algunos componentes con la ayuda de ultrasonidos. Éstos rompen la pared celular liberando el contenido interior, de forma que se consiguió obtener oleuropeína, un antioxidante con beneficios para la salud cardiovascular, justamente el componente que aporta el característico amargo de la aceituna. También se obtuvieron otros compuestos minoritarios que contribuyen de forma notable a la actividad antioxidante, informa la investigadora. Con técnicas de cromatografía, es decir, de separación de líquidos; y espectrografía, análisis de las moléculas, determinaron la existencia y cantidad de otros componentes.

Diversos estudios han establecido diferentes propiedades de la oleuropeína. “Su amplia gama de propiedades farmacológicas y promotoras de la salud incluye el carácter de reductor de lípidos en la sangre, de azúcar en el flujo circulatorio, y reducción de la tensión alta, como han demostrado recientemente algunos ensayos pre-clínicos e incluso en humanos”, añade la experta.

Posteriormente, del residuo obtenido por los expertos extrajeron dos nuevas fracciones: líquida y sólida. Disueltos en la fracción líquida, los expertos apreciaron proteínas y oligosacáridos, un hidrato de carbono frecuente en muchas verduras. En la fracción residual sólida determinaron el contenido de celulosa; hemicelulosa, una fibra muy digerible por herbívoros; y lignina, la cual que aporta rigidez a las células vegetales. El objetivo era evaluar inicialmente su potencial para la obtención de biocombustibles, sobre todo etanol.

Los científicos aplicarán el método de extracción para lograr compuestos antioxidantes de otros subproductos generados en la industria oleícola, como alpeorujo, orujillo y una fracción residual obtenida tras limpiar el hueso de la aceituna. Asimismo, se centrarán en conocer cómo influye la composición química de los diferentes restos en el rendimiento de dichas extracciones y en la actividad antioxidante. “Estos subproductos se pueden obtener a bajo coste y conseguir compuestos antioxidantes genera un valor añadido”, indica Contreras.

Biorrefinería

El grupo de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Jaén trabaja en el desarrollo del concepto de biorrefinería basada en residuos agrícolas y agroindustriales. Es decir, una instalación donde, mediante diversos procesos de transformación, se genere bioenergía, como biocombustibles, y otros bioproductos, como antioxidantes. En el primer caso derivaría del alto componente en celulosa que han detectado en la parte final del proceso aplicado al hojín, lo cual permite la obtención de bioetanol.

También analizarán una gama de bioproductos con utilidad en diferentes sectores. “Se trata de un estudio básico y nos gustaría estudiar posibles aplicaciones de dichos extractos en alimentación funcional, como aditivos alimentarios antioxidantes, etcétera”, añade María del Mar Contreras.

Este estudio es parte de las investigaciones de un proyecto financiado con las ayudas para la incorporación temporal de personal investigador posdoctoral del Plan de Apoyo a la Investigación de la Universidad de Jaén 2017–2019. El trabajo continúa por un Proyecto I+D+I del Programa Operativo FEDER Andalucía 2014-2020.

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Fuente: Fundación Descubre