Téctónica de Marruecos.

El pasado 8 de septiembre, un terremoto de magnitud 6,8 sacudió Marruecos. Se localizó en una región, la zona occidental del Alto Atlas, al suroeste de Marrakech, en la que no se esperaba un terremoto de estas características. Si bien es una zona sísmica, en la que han ocurrido terremotos en el pasado, y en donde hay fallas activas conocidas, ningún especialista hubiera dicho que era probable que un terremoto de esta magnitud ocurriera allí.

La sismicidad en Marruecos, o que puede afectar a Marruecos, se puede encuadrar principalmente en dos zonas:

Una zona marítima, a lo largo de la falla o borde transformante Azores-Gibraltar y las fallas activas del mar de Alborán, especialmente en el entorno de Alhucemas.

La otra zona se encuentra en el interior, a lo largo de la cordillera del Rif, en el norte de Marruecos, y en el Tell Atlas, en el noroeste de Argelia.

También han sucedido y se registran actualmente terremotos en el Atlas, pero en menor número y de menor magnitud. En todo caso, el fenómeno sísmico no es infrecuente en el territorio de Marruecos.

Últimos grandes terremotos en Marruecos

Los terremotos más importantes acaecidos en los últimos años, y que aún recordamos, son las secuencias sísmicas que ocurrieron en el entorno de Alhucemas en 1994, 2004 y 2016, con magnitudes que oscilaron entre 6,0 y 6,3. La segunda de ellas, la de 2004, produjo más de 600 muertes, y miles de heridos y personas sin hogar. Es la zona de mayor actividad sísmica, no sólo de Marruecos, sino de todo el Mediterráneo occidental.

Con anterioridad a estas secuencias, no se pude olvidar el terremoto de Agadir de febrero de 1960, de magnitud 6,3. En la costa atlántica, entre el Alto Atlas y el Antiatlas al sur, este terremoto produjo entre 12 000 y 15 000 muertes, y un número muy superior de heridos. Agadir, una importante ciudad turística en ese momento, fue destruida, y posteriormente reconstruida a unos tres kilómetros de su ubicación original. No fue éste el primer terremoto que asoló esta ciudad. A muy poca distancia de Agadir, un terremoto de similares características sucedió en 1731.

Cerca del epicentro del terremoto del 8 de septiembre, sólo un terremoto destacable ha sido localizado. Un evento ocurrido en 1955, sentido con intensidad VIII (magnitud estimada 5,8), que provocó importantes daños en la zona.

Factores implicados en el reciente sismo

El terremoto del 8 de septiembre está asociado, a pesar de su distancia a él, al límite convergente entre las placas Eurasiática y de Nubia (Africana). Los efectos de dicha convergencia no se suscriben estrictamente a este límite, falla Azores-Gibraltar y mar de Alborán, sino que propagan hacia el sur a través de la meseta de Marruecos, formada por rocas paleozoicas, y llega hasta el Atlas, y en este caso en concreto, al Alto Altas, como diversos estudios recientes muestran.

Esta convergencia implica un acortamiento del Atlas (donde ha ocurrido el terremoto) del orden de 1 mm por año, un valor conocido mediante datos GPS. Esta convergencia implica y explica que la mayor parte de las fallas conocidas en dicha región sean inversas con una cierta componente de salto en dirección. Seguramente, una de ellas ha sido la que ha generado este terremoto, dados los datos de mecanismo focal calculados por el USGS.

Estas fallas, según demuestran los estudios, han sido activas durante el Mio-Plioceno y el Cuaternario, es decir, desde hace varios millones de años. A todo esto hay que sumar que en el Alto Atlas se presenta un inusual adelgazamiento de la litosfera, la parte más externa y fría de la Tierra, combinado con una elevación del manto, lo cual llevó en el pasado a cierto volcanismo durante el Cuaternario.

Fenómenos impredecibles

Los terremotos no pueden predecirse, y de hecho, muchos sismólogos opinan que nunca podrán predecirse. Lo que sí puede hacerse es establecer las zonas en las que los terremotos tienen una mayor probabilidad de ocurrencia, e incluso conocer dicha probabilidad y su incertidumbre.

Para ello es importante realizar estudios específicos de peligrosidad sísmica, para lo que se tienen en cuenta los terremotos ocurridos en el pasado y las fallas activas conocidas en el entorno de la región a estudiar. También el tipo de terreno en superficie, entre otras características, que en ciertas ocasiones puede amplificar las ondas sísmicas y agravar los daños que genera el terremoto.

En general, cuanto más conozcamos sobre estos aspectos –sismicidad, fallas y características del terreno–, más conocimiento tendremos sobre los terremotos que pueden afectar a la región en el futuro.

Construcciones resistentes a los terremotos

De todas formas, la mejor herramienta que tenemos para mitigar el impacto de los terremotos, tras realizar dichos estudios de peligrosidad sísmica, es implantar los resultados obtenidos en las normas o códigos de construcción sismorresistente de cada país. A través de ellos, es como los arquitectos o ingenieros incorporan un cierto nivel de seguridad en las edificaciones o infraestructuras que soportan servicios esenciales para la sociedad: centrales, hospitales, viaductos, puentes, etc.

Una máxima con la que se trabaja en ingeniería sísmica es que no son los terremotos los que matan a las personas, sino los edificios. Normas de construcción sismorresistente anticuadas o no aplicadas, y edificios con falta de regulación, son asesinos potenciales en áreas de alta peligrosidad sísmica. Esta es la razón para diseñar, y hacer cumplir, normas de construcción actualizadas y eficaces, la construcción de edificios que no sean vulnerables al fenómeno sísmico esperable en la zona.

Dichas normas han de actualizarse periódicamente, ya que constantemente estamos mejorando nuestro conocimiento sobre geología de terremotos o el impacto de los terremotos en las edificaciones. Es la mejor forma de protegernos frente a estos fenómenos catastróficos.

Los planificadores del territorio y los gobernantes de Marruecos deben conocer esto y tenerlo en cuenta para el futuro.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

Autor
José Antonio Peláez Montilla (Área de Física de la Tierra de la UJA).