El arquitecto César Ruiz-Larrea ha sido uno de los conferenciantes del curso “Arquitectura y desarrollo sostenible: verdades y falsedades de un concepto”, una de las propuestas incluidas en la XI edición de los Cursos de Verano Intendente Olavide de La Carolina, donde ha asegurado que este municipio “debe servir de ejemplo para la creación de un nuevo modelo arquitectónico”.

César Ruiz-Larrea ha defendido la naturaleza como fuente de inspiración y como modelo para los arquitectos, asegurando que “en la naturaleza están las claves para transformar la realidad. La naturaleza es capaz de generar leyes que resuelven los problemas que crea un medio ambiente hostil o la falta de recursos”. En este sentido, añadió que “si nosotros ahora estamos produciendo problemas al medio físico tenemos que aprender a optimizar recursos para no hacerlo”. La naturaleza da, por tanto, “una lección brutal” al hombre y por ende al arquitecto. “El ser humano, siempre que ha necesitado modificar algo que no iba bien, ha mirado a la naturaleza. Lo ha hecho de forma racional en el Renacimiento o romántica en el siglo XIX, pero siempre ha sido su base”.

En esta alusión histórica, Ruiz-Larrea ha citado a La Carolina como ejemplo de superación arquitectónica. “Su trazado es un ejemplo de ordenación y utilidad. En aquella época fue toda una revelación de sostenibilidad gracias a que Carlos III supo rodearse de asesores cultos e ilustrados como Pablo de Olavide que posibilitaron este cambio en el paradigma constructivo”.

El arquitecto considera, en este sentido, que “uno de los principales problemas que existen en la actualidad es la ausencia de políticos concienciados y capacitados, y ha citado como ejemplo la construcción de viviendas en la zona de La Carolina conocida como ‘Las Huertas’. Ahora es el momento de reflexionar y considerar que el planeamiento no tiene por qué implicar obligatoriamente la construcción de viviendas, ya que el mercado no pide el producto”.

Ruiz-Larrea ha considerado, por tanto, que “la construcción en esta zona ni se necesita ni tiene sentido” al estar basada en un modelo antiguo, el de la construcción deliberada. La nueva ciudad sostenible sería, por tanto, “abierta, reconciliada con la naturaleza”, aunque sin renunciar al avance tecnológico. “Un buen arquitecto debe hacer que naturaleza y tecnología, sostenibilidad y funcionalidad, armonicen”, sentenció.