La lengua es una seña de identidad, un instrumento de trabajo, de relación. Para el grupo de investigadores de la Universidad de Jaén, coordinado por el profesor Francisco Fernández García, la lengua es una herramienta clave en la integración y mejora de la convivencia con la población inmigrante. Por eso, han puesto en marcha el proyecto 'Catálogo de lenguas y censo lingüístico de la población extranjera estable de la ciudad de Jaén', considerado de Excelencia por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia e incentivado con 198.000 euros.

El objetivo de este proyecto es describir y dar a conocer la realidad de los extranjeros en Jaén y sus actitudes ante el español y ante sus lenguas maternas.

En los últimos veinte años España ha empezado a recibir población inmigrante de forma continuada, realidad que, de algún modo, no estaba prevista y para la que no siempre se tienen las herramientas adecuadas que favorezcan la integración de los extranjeros. Y para ello, “lo primero es conocer de manera detallada la realidad sobre la que se pretende actuar”, asegura Fernández. Entre las primeras conclusiones que se desprenden de este trabajo, y a falta de cotejar todas las encuestas, el profesor Fernández explica que están hablando de un catálogo de unas 60 lenguas diferentes (el árabe, el chino o el guaraní, por citar algunas, e incluso algunas de las consideradas en peligro, como por ejemplo el mahongwe o el masango) para un total de 120.000 habitantes de Jaén capital de los que unos 1.500 son inmigrantes que no tienen el español como lengua materna.

La proporción resulta llamativa (una lengua diferente por cada 2.000 habitantes) ya que, por ejemplo, en Londres, sobre una población de 10 millones de personas, se hablan unas 300 lenguas (una lengua por cada 33.333 personas). “Esto implica que el multilingüismo es enorme y no hace falta buscarlo en las grandes ciudades”, afirma. “En general, esta investigación concluye que la mayoría de las personas plantean el asunto de la lengua materna como una seña clave de identidad. Nadie quiere desprenderse de ella. La lengua es parte de cada uno”, comenta Francisco Fernández. “Por esta razón, desde este grupo de investigación creemos que no se puede entender la integración como un modo de eliminar o difuminar la identidad cultural de la persona inmigrante. Hacen falta sociedades valientes y receptivas a las culturas diferentes”.

Los investigadores de al Universidad de Jaén están convencidos de que “una buena política lingüística puede mejorar la convivencia y reducir los conflictos originados por situaciones multiculturales, teniendo en cuenta que en países como Australia se han llevado a cabo acciones exitosas en ese sentido”. En la actualidad, en España no existen directrices claras al respecto. No se tienen líneas a seguir sobre cómo actuar o qué hacer, frente a países que llevan más tiempo recibiendo inmigración masiva y han optado por algún tipo de política concreta. Pero “antes de concretar políticas lingüísticas es conveniente saber cuál es la verdadera situación en cada caso”, explica el profesor Fernández.

Para ello, los investigadores están realizando encuestas personales a todos los extranjeros residentes que son mayores de edad y viven de manera estable en la ciudad de Jaén, según los últimos datos del padrón de 2009. “Estamos hablando de una población de unas 3.000 personas de las que la mitad son latinoamericanas y por lo tanto, más lejos de nuestro foco de interés, ya que todos los encuestados tienen el español como lengua materna”. Para ello, además del trabajo puerta a puerta, han contado con la colaboración del Ayuntamiento de Jaén, de la Subdelegación del Gobierno en Jaén, asociaciones de inmigrantes o la misma universidad jiennense.

Estas encuestas han interrogado a los sujetos sobre sus datos de origen, cuánto hace que vive aquí, en qué zona, si comparten piso y finalmente, sobre la lengua o lenguas maternas, si conocen algún otro idioma (“no es lo mismo enseñarle español a un senegalés con conocimientos de francés que a otro que no los tiene”), sus conocimientos de español y sus actitudes lingüísticas respecto a su lengua y al español: ¿abandonarían su lengua? ¿Le gustaría enseñar a sus hijos su lengua materna?¿Le gusta el español? ¿En qué entorno lo usan?

Tan exhaustiva labor permitirá elaborar un catálogo de lenguas para conocer las más extendidas, y contar con un censo que dará luz y sentará unas bases sólidas a la hora de abordar intervenciones de tipo lingüístico en la población: desde los materiales pedagógicos adecuados para la enseñanza del español a los extranjeros hasta el posible apoyo a publicaciones en lenguas minoritarias que ayuden a cuidar la herencia lingüística de los inmigrantes. “Los gestores políticos, sociales y culturales contarán con puntos de referencia objetivos e información científica contrastada para acometer acciones encaminadas a la mejora de la convivencia pacífica y la cohesión social”, asegura Francisco Fernández.

Fuente: AInnovaPress

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