El director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada y cofundador de la empresa Lorgen, S.L., José Antonio Lorente Acosta, ofreció la conferencia inaugural del Curso de Creación de Empresas Basadas en el Conocimiento, que organiza la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Universidad de Jaén.

José Antonio Lorente es un prestigioso forense, profesor Criminalística del Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología en Granada y miembro de la Comisión Nacional de Especialidad de Medicina Legal y Forense de España. Hace unos años creó la empresa Lorgen, S.L., la primera dedicada a la biotecnológia, que inició su actividad en el Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud (PTS) de Granada. De esta iniciativa empresarial habló en la Universidad de Jaén. Concretamente, el título versaba sobre 'Creación de empresas: compromiso y necesidad'.  Lorente narró su experiencia empresarial surgida de la universidad; una empresa del área de la medicina, concretamente, de la genómica. Desde su visión personal, quiso transmitir un mensaje de optimismo, porque “hay que lanzarse hacia adelante y crear empresas desde el conocimiento, por profesionales universitarios”, por lo que consideró que las universidades se deberían convertir en “semilleros de empresas”, al igual que ocurre con otros países extranjeros.

Sin embargo, su experiencia (profesor universitario que crea una empresa) no es muy habitual. Reconoció, asimismo, que estadísticamente hablando, es muy poco frecuente que un profesor universitario o procedente de centros de investigación cree empresas. “Quizás sólo un 1 por ciento lo suele hacer”, aunque sí hay profesores que colaboran con empresas, como asesores o participando en parte en ella. “Si el personal se ha formado en la universidad acaba trabajando en una empresa de su área de conocimiento, pero esa dinámica hay que acabarla poco a poco, ya que la capacidad y la ilusión que una persona tiene con 25 años, de generar algo nuevo y diferente, supera en mucho al integrarte a una estructura establecida, en la cual es muy difícil introducir cambios”. Por ello, invitó a buscar ese equilibrio, “que ahora mismo es desfavorable”.

Pese a ello, aseguró que la tendencia está cambiando poco a poco, pero dicho cambio es lento, en comparación con países cercanos, como Francia, Reino Unido, Alemania, "y no digamos los países nórdicos, donde son las propias universidades los principales semilleros de empresas; empresas muy tecnológicas, con un conocimiento muy alto, que luego, las que lo hacen bien, se expanden y dominan ciertos mercados mundiales”.

Existe cierto recelo a la iniciativa de traspasar el conocimiento y la investigación univeritaria a la empresa. En este sentido, reconoció que trabajar en la Universidad y en la empresa privada requiere cierta ética y estética. “La legislación española es bastante restrictiva en este tema. Establece un porcentaje máximo de participación en una empresa si trabajas en un servicio público. Pero, además, hay que trabajar de una manera ética y estética. Lo que no puedes hacer es crear una empresa donde vayas desviando ingresos y conocimientos que antes estaban en la Universidad". Sin embargo, admitió que la Universidad no es una industria "y no tiene esa capacidad de crear puestos de trabajo o de vender una serie de servicios que sí tiene una empresa. Ese es el objeto de las 'Spin off': cuando un producto que se hace dentro de la universidad, por profesionales universitarios tiene la capacidad de competir fuera, sin la necesidad de cobertura de una universidad y de generar un producto que tiene un uso comercial o que es solicitado por un público, una serie de empresas o profesionales. Ésto es lo que hay que crear". La clave, a su juicio, está en evitar que se produzca un abuso. "No puedes abusar de una posición que tienes en la Universidad para favorecer a una empresa, pero en tanto en cuanto que la empresa es independiente, no hay problema y esa es la base”.

Poner en marcha una empresa, en la actualidad, es toda una aventura, principalmente, por los complicados mecanismos de financiación, Pese a ello, José Antonio Lorente cree que lo primero que hay que hacer es visualizar “si tiene un hueco, si el producto tiene una demanda y si tú eres capaz de hacerlo en unas condiciones de competitividad y de precios similares a los que puedan dar otras empresas”. Para este empresario e investigador, las empresas recién creadas "tienen una capacidad de conectar con las personas que te pueden comprar tu producción, que las empresas grandes no tienen, porque sus mecanismos de producción se alejan de la realidad, tiene grandes clientes consolidados, pero tienen una capacidad de innovar muy lenta". Ese es el hueco que deben de visualizar los nuevos empresarios "y a partir de ahí, ir creciendo”, apostó.

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