Fernando Comerón

El responsable de la División de Operaciones de European Southern Observatory (Observatorio Europeo Austral) (ESO), Fernando Comerón Tejero, ofreció el pasado 1 de junio, en la Universidad de Jaén, la conferencia “50 años de evolución tecnológica: los telescopios europeos en Chile”.

El Observatorio Europeo Austral es la principal organización astronómica intergubernamental en Europa y es el observatorio astronómico más productivo del mundo. ESO opera tres sitios únicos de observación en Chile -La Silla, Paranal y Chajnantor-, en representación de sus 14 estados miembros. Además construye el telescopio ALMA, junto a sus socios internacionales, y diseña el European Extremly Large Telescope.

ESO seleccionó a Chile para la construcción de sus observatorios, debido a sus privilegiadas condiciones atmosféricas para la astronomía, así como por su desarrollo en infraestructura y su estabilidad político-económica.

Fernando Comerón explicó, en la Universidad de Jaén, que la construcción, en sí misma, de los telescopios lo hace ESO, a través de contratos industriales de todos los países europeos, incluyendo España, “y ESO se encarga de ponerlos operativos y de distribuir los resultados a la comunidad astronómica europea”.

Fernando Comerón Tejero es un investigador de altísimo nivel y trabaja en el Observatorio Europeo Austral, que construye y opera un conjunto de los telescopios astronómicos terrestres de los más avanzados del mundo. Comerón explicó que los objetivos de las observaciones con telescopios son “determinar composiciones de atmósferas de otros planetas, en torno a otras estrellas, que puedan dar las señales químicas de que hay procesos que no son enteramente naturales, sino que vienen gobernados por procesos no naturales, que no impliquen vida”.

Para conseguir estos resultados, los telescopios que desarrolla ESO son los más precisos que existen y dicha precisión viene dada por su espejo primario. “El parámetro más importante que determina la potencia de un telescopio es el tamaño de su espejo primario. Tenemos, actualmente, cuatro telescopios de 8 metros de diámetro, en lo que está considerado el complejo más avanzado en suelo terrestre. La precisión con la que actúan es muy grande si uno se concentra en la nitidez de las imágenes obtenidas”.

Pero existe una lucha de los astrónomos a la hora de obtener imágenes con nitidez: contra los gases de la atmósfera, que interfieren en la nitidez de las imágenes obtenidas por los telescopios. “Tenemos dispositivos muy sofisticados para compensar la turbulencia que induce la atmósfera en los objetos que observamos. La frustración de observar desde el suelo es que tenemos que hacerlo a través de los gases de la atmósfera, y esto distorsiona las imágenes y es uno de los factores de lucha de los astrónomos contra las limitaciones impuestas por la naturaleza". Pero esto se puede corregir, mediante avances en óptica, "que permiten corregir y deshacer la turbulencia en la imágenes”, apuntò.

A la vez, Fernando Comerón añade un hándicap más, que es el movimiento de la tierra. “Cualquier telescopio está situado en una plataforma móvil, ya que la superficie de la tierra gira, y los objetos en el espacio están quietos, por lo que dichos telescopios necesitan una precisión que sea capaz de apuntar a un objeto, con una exactitud muy superior al tamaño de una persona humana vista a diez kilómetros de distancia”, dijo.

La conferencia incluyó una descripción de las oportunidades laborales en European Southern Observatory para diversas titulaciones en ingeniería. También habló sobre los proyectos tecnológicos vinculados a los telescopios europeos en Chile, como el futuro "Extremely Large Telescope" (ELT), que será el mayor del mundo cuando esté construido, dentro de 15 ó 20 años, con un coste estimado de 1.500 millones de euros.

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